Jan es un niño de doce años que vive en nuestro barrio, su mamá falleció cuando él nació; su crianza está a cargo de su tía, la cual llama mamá. Ellos viven en una casa muy cerca a la nuestra con su abuela y varios familiares más, son una familia muy humilde, pero con un corazón enorme siempre dispuesto a recibirnos. Jan casi todos los días llega al Punto Corazón y cuando no llega nos sorprendemos; él con su alegría y sus burlas se ha convertido en una persona muy especial para mí, día tras día puedo notar cómo su amistad puede muchas veces hacerme renunciar a mí misma, algo que me es muy difícil. Cuando en mi mente solamente resuena la pregunta de ¿por qué estoy acá? aparece él diciéndome si puede cocinar conmigo, si puedo ayudarlo con su tarea o simplemente cantando la canción a la Virgen de Guadalupe; y cuando salimos a hacer visitas y veo a niña Virginia, una abuelita de ochenta años que vende pan en la vereda de su casa, cuando nos ve, su cara se ilumina con una gran sonrisa. Entonces me vuelvo a encontrar con Jesús que muy amorosamente me hace ver el sentido de mi sí.
“Le prometí a Dios que hasta mi último aliento, sería para los jóvenes” Don Bosco.