Al menos dos veces por semana, intentamos salir a rezar el Rosario por las calles del barrio, antes de realizar nuestras visitas de la tarde más o menos a eso de las 3:00pm. Estos son mis días favoritos, ya que este gesto me encanta, porque me hace vivir de forma más atenta y profunda cada misterio que contemplamos. Estoy más presente en mi oración al observar mi lugar, mi barrio. Además, significa una oportunidad para encontrar a nuestros amigos a quienes puedo encomendar en nuestro rezo. A veces según el camino que tomamos, el rosario se torna largo, pero al verlos a ellos, cada Ave María toma aún más importancia.