Sra María tiene su esposo, cuatro hijos y una hija fallecida llamada V. Ella es para mí un modelo de cómo vivir como María al pie de la cruz. A su hija V. la asesinaron cruelmente, de una manera que no podría ni quisiera contar en detalles. Fue en un barrio fuera de la Isla Trinitaria. ¡Imaginen cuánto dolor en esta familia, sobre todo en una madre! Pasaron casi dos días sin saber dónde se encontraba su hija y recibieron luego una llamada para que vayan a reconocer un cuerpo sin vida que encontraron en fundas de basura... Todo este tiempo, hemos tenido la oportunidad de acompañarla haciendo nuestro su dolor, el de ya no tener a su hija, de transitar un juicio frente a frente con la joven que le quitó la vida y su lucha para amarla, perdonarla, mirarla con compasión…. Muchas de las palabras de Sra María me han impactado mucho, me han enseñado tanto y quisiera compartírselas: “Me cuesta mucho sentir a Dios, siento culpa por mi dolor, siento que él no cabe en un corazón triste por no saber amar y perdonar” “Solo le pido a Dios que al momento de encontrarme con ella no la mire con mis ojos, sino como Él la miraría…”