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  • María Pía (India)

Mishal o la visita de Jesús niño


Mishal llegó a nuestra casa bien temprano, sin conocerlo, sin nunca haber entrado, solo se asomó al grito de un ¡akka!, no dudó ni un momento en ingresar y preguntar que podíamos hacer juntos. Ese niño irradia algo que no sé cómo describirlo, él me mira y siento que es Jesús quien lo hace, él me pide un vaso de agua y siento que es él quien llega sediento a casa, siento que es Jesús niño, es su versión más pequeña, pobre y vulnerable.

Encuentros como el de ese día, tuvimos reiteradas veces. Luego de participar más de una vez en el rosario, nos pidió una cruz para llevarla siempre con él, pero que sea una igual a la que usamos nosotras. Le hemos preguntado reiteradas veces por su familia, donde vivía, a qué hora volvían sus padres, que edad tienen sus hermanos, pero siempre nos respondía con otra pregunta. Pero hace muy poquito llegó el día, vimos una moto estacionarse frente a casa con cinco personas en ella, era Mishal, con sus padres y hermanos. Él guió a su familia hasta nuestra casa, para que conozcan a sus nuevas amigas; se trata de padres jóvenes de treinta años aproximadamente, que contrajeron matrimonio por amor hace diez años atrás, pero al no tener estudios trabajan de lo que pueden, normalmente, en la calle, hasta que cae el sol. Sin embargo, los pocos momentos que comparten con sus hijos, les enseñan sobre valores, respeto, amor y les recuerdan una y otra vez lo importante que es el estudio. Los ojos de Mishal en ese encuentro que tuvimos, iban de un lado a otro, creo que ni él ni nosotras creíamos lo que estaba sucediendo. Fue un encuentro tan simple, tan lleno de significado para ambos. Este pequeño ha descubierto que en esa callecita pequeña de Chengalpattu, en esa casa color amarilla, entre esas paredes, él puede encontrar personas que lo cuidarán como su mamá y le darán un abrazo como su papá.

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