Un día, les enseñé un poco de fútbol; obviamente se sorprendían con nada, sobre todo Von, el cual parecía fascinado y me pedía que le enseñara cada truco que le mostraba. En otra ocasión, Henry me pidió de jugar ajedrez, y terminé perdiendo terriblemente, dos veces; al parecer aprenden en la escuela. Otro día, dibujamos y compartimos una merienda, lo cual fue hermoso para mí, sobre todo porque al terminar, Iana me agradeció personalmente con sus pocas palabras de Inglés; eso que me derritió el corazón.
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