De Candelaria, Brasil:
Sin duda, el Maestro de la compasión, me regaló la oportunidad de visitar a Doña Terezinha, una viejita que tardó 10 min en llegar a abrirnos la puerta, le costaba muchísimo caminar, con gran esfuerzo hizo los pocos pasos hasta la puerta (la casita es chiquita) y yo ahí del otro lado de la reja impacientándome... Entrar en su casa fue como entrar en el corazón de Dios y se me estrujó el corazón, fue tocar un poco más de cerca el mundo del sufrimiento, que una vez más me sale al encuentro y me invita a ser una sencilla presencia que le recuerda que el dolor, nos une a la Cruz de Cristo y que iluminado por la fe se torna en fuente de esperanza y salvación.
Iriana propuso rezar el Rosario, pero Terezinha sabiamente sugirió la Coronilla de la Divina Misericordia, la cual para mí es una oración que me encanta y me significa mucho.
En medio de la tarde compartida, pese a no poder moverse mucho, nunca dejó de pensar en nosotras y amarnos desde sus posibilidades, ofreciéndonos que nos sirvamos y nos sintamos en casa; desde nuestras heridas también estamos invitados a amar.
Comentários