Ate Josee hace parte del grupo de los apostolados de la parroquia. Sabe todo acerca de la gente de nuestro barrio pues tiene una real preocupación por cada uno, como si hicieran parte de su familia. Es una gran madre para nosotros. Ate Josee está allí para ayudar.
Kuya David se encarga de la plantación de arroz de nuestra casa. Así que, día a día, lo vemos llegar temprano en la mañana, e irse tarde en la noche. Algunas veces se lo ve trabajar sin parar, a pleno rayo de sol. Pocas veces he visto a alguien que trabaje tan duro como lo hace él. No es una persona que hable mucho, pero tiene una presencia que transmite tal paz y tranquilidad que las palabras están de más. Tiene un aura de padre, que simplemente con la mirada ya te hace sentir a salvo, como si dijera "estoy aquí para vos".
Para mi despedida les pedí a ambos si podían ayudarme para la cocina. Aunque dudaba en pedirles este favor pues están tan ocupados nuevamente me han demostrado todo lo contrario. Estaban muy felices de poder servir, como si fuera esto lo que ansían y buscan con todo su ser, y es su fuente de felicidad, tanto para ellos y como para los demás.
Esto me ayudó entender aún más a la gente de nuestro barrio. Cada uno de ellos se da por los demás, se ayudan unos a otros, y la felicidad se multiplica.
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