De Leonela Moreyra, Cuba:
En esta cuaresma resonaba en mi corazón la figura de Simón de Cirene, cómo sostuvo la cruz del Señor, lo acompañó, le tendió su mano, para que su carga sea más liviana. Y se me venía el rostro de Leo un adolescente de 14 años que viene a menudo a casa. Durante la semana asiste a una escuela internado y el viernes retorna a su casa hasta el domingo. Su infancia no ha sido fácil.
Los viernes cuando retorna a su casa lo primero que hace, es venir a visitarnos, jugamos a las cartas, al dominó, a la pelota o que él prefiera. Así también los sábados y domingos, siente como su casa Puntos Corazón, su refugio, creo que en este lugar se siente sostenido, escuchado, amado, valorado. El Señor nos invita a ser otros Simón de Cirene con Leo, ayudándolo a cargar con su cruz. En este tiempo que tenemos que quedarnos en casa y él no puede venir a visitarnos, nos llama por teléfono 4 o 5 veces al día, para hablar con cada una, saber cómo estamos, y contarnos lo que hace.