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  • Foto del escritorDulcina Mazzola

Infinitos motivos de esperanza y de fe

Recuerdo que mi primer encuentro con ellas fue muy fuerte, pues ambas padecen una enfermedad degenerativa hereditaria, que las ha llevado a estar en sillas de ruedas y que poco a poco les va quitando movilidad. Aunque reciben ayuda de algunos familiares cercanos, viven solas en una casita con muy pocas comodidades, que no tiene las adaptaciones que ellas necesitan. Martha se encarga de ayudar a Yami en algunas cosas, ya que en ella, la enfermedad avanza más rápido.

Ellas son para mí un gran regalo en la misión y también un gran ejemplo ya que, si bien tendrían todas las razones del mundo para hacer de su vida un gran lamento, una queja constante, por el contrario viven con una gran alegría, maravillándose de lo poco o mucho que tienen; compartiéndo y regalando a quienes las conocemos, infinitos motivos de esperanza y de fe. Ambas dicen siempre que el único que les importa y en quien ellas se refugian siempre, confiándole todo y encontrando allí su esperanza, es en Dios.



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