Esta es la historia de niña Berta, las hermanas la conocen desde hace varios años. Siempre era un saludo, en el camino, desde lejos, a la ligera y hace algunos meses empezamos a llevarle la comunión un día a la semana. Este es un apostolado muy lindo que tenemos en nuestra comunidad. Desde entonces empezó una linda amistad.
Niña Berta sufre de algunas enfermedades, la más fuerte es Alzheimer; tiene dos hijos. Ella está en silla de ruedas y tiene los cuidados especiales de una dulce y tierna señora que con su nietecita rezan junto a quien tiene el privilegio de llevarle a Jesús Sacramentado. Berta parece una bebé indefensa que sólo quiere ser amada y bien que JESÚS hace su obra; uno de los dones que tiene es cantar y le canta a Jesús con todo su corazón.
Un día para ser exacta, un 6 de enero que estaba cumpliendo años, la comunidad decide ir a visitarla y sorprenderla con cantos y un rico pastel; fue una tarde llena de alegría al celebrar sus 96 años. Esto me enseña que después de la juventud vuelve la etapa en que pocas cosas nos preocupan y todo está bien, queremos ser felices con lo que tenemos.
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