De Rosario, de misión en Valparaíso-Chile
En una charla que tuvimos con ella, nos contó que no puede sentirse digna del amor de Dios. Tantas veces se sintió tratada como un animal, que no entendía cómo Él podía amar a este animal. ¡Era tan fuerte escuchar esas palabras! Tratamos de explicarle este Misterio pero era muy difícil que lo entienda. Sin embargo, tiene una humildad y un deseo muy grande de comprenderlo, que constantemente está en su búsqueda. Le preguntamos entonces, por qué tenía miedo de dejarse amar por Él. Nos respondió que tantas veces la habían lastimado y rechazado que tenía miedo que la amaran y la aceptaran como era, para después romperle el corazón.
Pensando comprendí que ella es como yo, yo también tengo miedo que me amen, me siento indigna del amor, y tampoco entiendo este loco Misterio.
Es poco lo que puedo decir y entregar a mis amigos, mi finitud, sólo puede darle una gota a su mar, porque yo también tengo la misma sed que todos ellos, la sed de ser amada infinitamente.
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