Martha y Yamile son madre e hija, conocen Puntos Corazón desde sus comienzos y desde entonces hemos pasado a ser parte de su familia. Cada misionera es, para Martha, como una de sus hijas. Cuando llegué aquí, me hablaban mucho de ellas y me decían que llevaban tiempo llamando a la casa, preguntando por mi llegada y cuándo iría a conocerlas. La primera vez que las vi, me impresioné muchísimo. En mi cabeza no podía entender cómo era posible que sin conocerme me recibieran como una conocida de mucho tiempo, con tanto amor y emoción... y ese dulce... “¡Por fin llegó mi nueva hija, porque yo soy tu madre cubana!” que me dijo Martha.
Dulcina Mazzola
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