Lucía nos cuenta que desde hace 11 años sufre de insuficiencia renal, y que, aunque ya recibió un trasplante de riñón, la operación no funcionó, ahora vive gracias a las diálisis (pasa dos días en el hospital, conectada a una máquina), y su motivación es ver crecer a sus 2 hijas adolescentes. Si al principio vimos una casita muy humilde, ahora vamos descubriendo la dignidad de la limpieza y la belleza de los detalles. Descubrimos que le encantan las plantas, la cocina, las manualidades y la costura… Ni una queja contra la vida, solo apertura y disponibilidad. Una sed infinita de amistad y de conocer a Dios.
“En los primeros tiempos de mi enfermedad es cierto que entré en una fuerte depresión, pero una vez alguien me dijo: vive un día a la vez… desde entonces eso es lo que hago, y estoy en paz, le digo a Dios que se haga su voluntad, si me quiere conseguir otro riñón será cuando Él quiera, esto me da una gran libertad. ¡Soy libre!”
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