Katia, de misión en PerúLa sed de la samaritanaElla no puede verme, pero yo a ella sí, veo lo linda que es. (…) Hay en ella una sed muy grande de Dios que, cuando estoy a su lado,...
Basilia N., SenegalUna bondad que sorprendeHay varios de nuestros amigos que me maravillan por la bondad de su corazón. Uno de ellos nos regaló flores, lavó los pies de mi hermano...
Basilia N., SenegalUna belleza que no se puede plasmarAl cabo de seis días de campamento, me di cuenta de que se me había terminado la ropa y que tenía que ponerme a lavar. (...) Me dejé...