Katia, de misión en Perú¡Qué bien que estoy aquí!Por cada una de las alegrías, la tarde de apostolados, las tristezas que a veces compartimos con las familias, las tardes de juegos con...
Katia, de misión en PerúLa sed de la samaritanaElla no puede verme, pero yo a ella sí, veo lo linda que es. (…) Hay en ella una sed muy grande de Dios que, cuando estoy a su lado,...
Basilia N., SenegalUna bondad que sorprendeHay varios de nuestros amigos que me maravillan por la bondad de su corazón. Uno de ellos nos regaló flores, lavó los pies de mi hermano...