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  • Foto del escritorPuntos Corazón

Nuestra casa es su lugar de descanso

Saralamma, luego de haber perdido a su marido hace unos años, ha tenido que cuidar de sus dos hijas. Preocupada por darles una buena educación, no tiene día de descanso en su trabajo. Ella se dedica a limpiar varias casas, a hacer kolams, a lavar ropa de otras personas, ¡a mano! Y así va de casa en casa todo el día. Sus manos están lastimadas de tanto lavar, pero eso no le impide tomar un tiempo para lo esencial: no deja de cocinar para sus hijas, de llevarlas y buscarlas al colegio, caminando.


Saralamma suele pasar por nuestra casa, ya que queda de camino a su trabajo. Siempre nos dice que solo pasa unos minutos . Muchas veces trae a sus hijas para que jueguen con nosotras, y durante ese lapso de tiempo, ella suele recostarse en el piso y dormir unos minutos.

Un día me compartió que nuestra casa era el único lugar donde ella podía descansar. Para mí fue muy fuerte escuchar eso, porque sabía que no solo descansaba su cuerpo, sino también su alma.

Eso me hizo pensar que, con solo ofrecer un momento al otro, un espacio que muchas veces consiste en escuchar, dar una palabra de aliento o simplemente estar presente en silencio, podemos ser descanso para muchas personas que encontramos en nuestro caminar, en nuestra vida diaria.


Nuestra casa es su lugar de descanso

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