Si alguna vez nos has visitado en Brooklyn, es probable que hayas conocido a nuestro amigo Willy. Y si lo has conocido, seguro que te recuerdas de él: un gran hombre con un gran corazón, con una cruz también grande. Abandonado al nacer, fue adoptado por una mujer cherokee que tenía ya siete hijos y que vivía en un barrio de viviendas sociales pero cuyo corazón se conmovió al verlo. Ella y su marido educaron a Willy en la fe católica, una fe que quedó grabada para siempre en él con el rostro de sus padres adoptivos. Una fe a la que se ha aferrado a pesar de tantas tormentas que ha sufrido y que le han dejado confinado en casa y enfermo. Justo cuando se podría pensar que nuestro amigo ya lo había dado todo, una nueva cruz fue puesta sobre sus hombros: el mes pasado, a Willy le amputaron la pierna derecha para detener una infección producida por la diabetes. Las estrellas nunca brillan tanto como cuando la noche es oscura, y la fe de Willy nunca ha sido tan sorprendente y milagrosamente edificante.
Le visité con mis padres y Willy, lejos de hacer de su sufrimiento el centro de atención, nos recibió con su alegría y buen humor habituales. Cuando salimos de su habitación dos horas más tarde, anoté rápidamente algunas perlitas que salieron de su boca, que quisiera compartir con ustedes:
Sobre el "dolor del miembro fantasma" (que según nos dijo le despierta gritando por la noche): "Siento el pie, pero no está ahí. Esto hace que me pregunte... ¿Qué más hay ahí que no puedo ver pero que es real?".
"Dios me eligió para esta tarea. Es una tarea difícil, fea. Y tengo que asumirla solo. Pero esa es mi tarea. Me siento elegido".
"Después de hacer tanto para rehacer mi vida, para intentar adelgazar, me pasa esto. Siento que no tengo control sobre mi vida. Sin embargo, no tengo miedo. Sé que no me puede pasar nada.”
“Sé que no estoy solo. Sé quiénes son mis amigos. Pero ¿por qué ha tenido que cortarme Dios la pierna para enseñarme eso?" (Se ríe).
"Soy feliz todo el tiempo, ése es mi problema. La gente piensa que estoy loco. Soy feliz porque sé que no estoy solo".
"Estoy en una situación en la que Dios me dio a elegir entre renunciar a la vida o recibir la vida, la sorpresa de la vida".
"¿Qué me está pasando? ¿Está Dios más cerca de mí o es sólo mi fe que es cada vez más fuerte?"