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Samuel, joven austriaco de misión en Villa Jardín

Carmencita y su sonrisa maravillosa

Carmencita era una mujer de 97 años que vivía sola en su casa. Ella tenía el poder de cambiar el mal humor de cualquier persona con una sonrisa sencilla.

Un día fuimos a visitarla a su casa. Aquel día yo me sentía como un niño que ha perdido su chocolate, para decirlo con otras palabras, me sentía malísimo. Al llegar y comenzar a hablar con Carmen, ella empezó a sonreír. En este momento pensé: "¿Quién soy yo para sentirme así? ¿Cómo puedo sentirme mal cuando esta señora puede estar tan contenta?" Y así de repente ¡mí día cambió!

La amistad entre Carmen y Punto Corazón data de muchos años. Muchos misioneros de diversos países del mundo pudieron conocerla y acompañarla. Hasta sus últimos momentos compartimos el camino y la amistad con ella.

En el día de la Virgen de Luján, a la cual Carmen rezaba cada día, fue a conocer a su creador.




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