La oración de los niños realmente convierte nuestros corazones. Un día Mariela, una adolescente, estaba en casa cuando rezábamos, aunque no participaba y, al escuchar a los niños, se dio cuenta de que un rosario es más que un rosario, porque en cada misterio se puede pedir y dar gracias, se puede vivir una enorme comunión y una verdadera oración. Unos días después la mamá de Mariela, nos cuenta maravillada que, desde ese día, su hija reza el rosario todas las noches.
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