Visitamos a nuestra vecina Rosa que vemos muy poco porque trabaja mucho, también nos recibió con una rica merienda, y una gran disponibilidad siendo que llegamos en el momento que ella iba a empezar a cocinar, pero lo dejó todo para estar totalmente presente con nosotras. Estos momentos son los que me llevan a comprender más por qué nuestros amigos son ante todo nuestros maestros: porque cada vez que reniego al tener que dejar a un lado mis planes para recibir a un amigo que nos visita, o a un niño que viene a nuestra ventana, recuerdo cuántas fueron las veces que nuestros amigos se han dejado a sí mismos para acogernos en su casa y disfrutar de nuestra presencia.
Sofía A., Argentina
Comments