top of page

Me he vuelto un poco argentino

  • Foto del escritor: Victor, Villa Jardín
    Victor, Villa Jardín
  • 1 abr
  • 3 Min. de lectura

Víctor, de Alemania, estuvo de misión en nuestra casa de Villa Jardín hace 7 años. Luego de concluir sus estudios regresó para vivir nuevamente un mes de voluntariado.


Me fui de Argentina hace casi 7 años después de vivir allí unos 2 años en Villa Jardín. Ahora tengo 26 años y terminé mi carrera de arquitectura. Del aeropuerto, voy directo a Villa Jardín. En la calle, María me grita: «¡volvió el mudo!». Me recuerdo bien que una vez tuvo que pasar un viaje en autobús a mi lado cuando yo aún no hablaba español. Unos días después me prepara una cena de bienvenida en su casa.


Cuando visito a Victoria, me recibe con una torta. Me doy cuenta de que su casa tiene ahora 3 plantas. Tengo la sensación de haber estado entrando y saliendo de su casa todos los días durante los últimos años. Al menos así es como me tratan. Ella me cuenta cómo era yo antes, qué veía de especial en mí... como una madre que reconoce la Unicidad de cada hijo.


Ernestina es una señora mayor que vive enfrente de nuestra casa. Cuando me vuelve a ver, me abraza cariñosamente. Unos días después, cocina un delicioso plato de pollo en nuestra casa para darme la bienvenida y me cose una almohada con los colores de Boca Juniors, mi club de fútbol favorito.


Otro día, vamos con Karolina a visitar a Sonia. Nos abre la puerta con cara de enojada, molesta porque no hemos anunciado nuestra visita. Sin embargo, nos deja pasar. Cuando me reconoce, una pizca de ternura se dibuja en su rostro. Ya no sabe mi nombre... En su casa, nos prepara el mate y enumera todas las cosas difíciles de su vida. Cuanto más habla, más tranquila se vuelve. Empieza a sonreír y a reírse de los chistes. Nos recordamos de Guillermo...


Debo decir que muy poco ha cambiado. Algunos amigos han muerto, Tonino, por ejemplo. Era al que más extrañaba. Me hubiera encantado comer un asado con él en su casa...

Los niños que antes llevábamos a los campamentos ya son mayores. Algunos incluso tienen hijos. Sin embargo, pude conocer a muchos de ellos, la mayoría por casualidad en la calle. Siempre era un placer reconocerlos y escuchar qué había sido de ellos.


El reencuentro con Juan fue muy lindo. Vino dos veces a tomar mate con nosotros. Hicimos muchas cosas juntos hace 7 años. Una vez incluso hizo de soldado romano para nuestro Vía Crucis. Fue interesante hablar con él porque le interesa la historia y tiene opiniones muy radicales. Queríamos hacer una excursión juntos, pero no nos dio el tiempo...



Las 4 semanas pasaron muy rápido. Los voluntarios que ahora viven en Villa Jardín son alegres y cálidos y me presentaron personas nuevas, como a Oscar, un anciano que me impresionó mucho. Vive al final de un pasillo muy pequeño. No tiene medios, está enfermo, pero sigue teniendo muchas ganas de vivir. Su pequeña casa sólo tiene una habitación. Mide unos 5,70 metros x 2,90 metros. No tiene baño. El suelo es de hormigón, las paredes están desnudas, sin revoque, la ventana es un agujero con una reja. Todo en esta habitación está muy limpio y ordenado. Se ve que se toma la vida muy en serio. No está nervioso ni distraído. Está muy presente. Cuando habla, sus ojos hundidos miran con intensidad y humildad al rostro de la persona que tiene enfrente. Sólo habla de cosas que tienen significado para él. Nos habla de su historia, con sus fotos antiguas, testimonio de todo lo que ha conservado. He oído que siempre da de lo poco que tiene para vivir a su vecina y a sus hijos. Incluso vi a la hija del vecino entrar en su habitación y servirse de su heladera. Pero él no hizo ningún comentario al respecto. No parecía digno de mención. Está especialmente preocupado por su cabaña. Quiere hacer el tejado un poco más alto para poder levantar el suelo de lo contrario, el agua siempre llega a 1 cm de altura en la época de lluvias. En los últimos años ha ahorrado todo para eso: ladrillos de arcilla, listones y vigas de madera, chapa ondulada, cemento y arena, herramientas... Nos ha contado exactamente cuál es su plan y que quiere hacerlo antes de que llegue el invierno. Su vecino le ayudará. Es muy agradable sentarse con él en su casita. Él mismo se sienta en el borde de su cama y nos deja sus dos sillas. Nos ha proporcionado algo de comer cada vez que lo hemos visitado...


Estoy muy agradecido por todo lo que he recibido en estas 4 semanas, la mayor parte de lo cual, por desgracia, no cabe en este informe. La presencia y la lealtad de mis amigos en Argentina me han hecho respirar aliviado. Al fin y al cabo, me he vuelto un poco argentino y por eso fue tan bueno volver a estar aquí.





Comments


Maylis.png
SEGUÍNOS EN 
  • 805678_fc11f588b44042fdba6f28038c3b49a7~
  • Icono social de YouTube
  • Facebook icono social
Únete a nuestro boletín mensual

@2024 by Puntos Corazón Argentina. Proudly created with wix.com

bottom of page