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  • Foto del escritorValeria, de misión en Brasil

Mi vida ha cambiado para siempre


Valeria y su comunidad en Brasil

En mi misa de despedida no pude contener las lágrimas y les dije lo siguiente: “Yo fui tan feliz aquí y ustedes son la razón. Fui tan feliz aquí y es porque ustedes me amaron mucho. Ustedes siempre piensan que nosotros los olvidamos, pero es imposible”. Es imposible olvidar. Durante toda mi misión siempre tuve claro algo: estar aquí es un privilegio. No me lo gané, no me lo merezco. Es el Señor que en su infinita bondad y misericordia, me quiere salvar. Dios me ha hecho un regalo, un regalo eterno, al cual siempre voy a volver. 

Si hay algo que me he repetido a mí misma durante este tiempo es: no me puedo olvidar lo que viví. Mi vida ha cambiado para siempre. Todo tiene un nuevo orden y un nuevo sentido. Mi gratitud hacia el Señor será eterna. ¡¡Gracias Señor!! 


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