Otra de las personas muy importantes para nuestra comunidad es Nanay (mamá) Beatriz, una señora mayor que vive cerca de nuestra casa, a la cual vamos a visitar todos los días. Es una persona muy especial, y también con una situación de mucha necesidad. Su vida es muy dura: vive en un cuarto muy pequeño de 2 metros cuadrados, en el cual solo hay una mesa, un baño y una cama; tiene problemas en su vista; hace unos años le dio un ACV, por ese motivo perdió la movilidad de su brazo izquierdo, y como no tiene ningún familiar, más que su hermano, nadie se hizo cargo de ella y nunca lo pudo recuperar.
Su rutina diaria: despertar en la mañana, sentarse en su silla, esperar que pase el día, comer y dormir. Cada vez que lo pienso me da mucha tristeza, cómo puede una persona vivir en condiciones así, abandonada en un cuarto hasta que llegue su muerte.
Pero Nanay nunca nos habla de las cosas que no tiene, o de la gente que no viene a verla, o que está sola y quisiera tener tal o cual cosa. Ella acepta su vida tal y como es, y agradece estar viva, agradece cada vez que vamos a hablar con ella 1 hora, aunque después las otras 23 sean en soledad. Agradece cuando le ayudamos y le hacemos masajes en el brazo para aliviar su dolor, o cuando la invitamos a comer. A pesar de todo lo que vive, siempre agradece, no se enfoca en lo que no tiene sino en lo que sí tiene.
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