Sábados de fútbol en Villa Jardín

Me llamo Antoine y tengo 24 años. Sobrino de una ex- voluntaria de Puntos Corazón, tuve la suerte de descubrir la casa de la asociación en Villa Jardín cuando me mudé a Buenos Aires hace un año y medio.

Cada sábado por la mañana, tomé la costumbre de ir a jugar al fútbol con los chicos del «pasillo» que tienen entre 11 y 13 años. Siempre lo hacemos de la misma manera. El guardián nos abre las puertas de la cancha, los chicos arman los equipos y luego rezamos un Padrenuestro, antes del arranque y de que los chicos corran en dirección a la pelota. Mi tarea es asegurarme que los jugadores se comporten respetando las reglas y a los demás, y me maravillo ante su creatividad y generosidad en el esfuerzo. Los niños atraviesan un periodo crucial en su desarrollo hacia la adultez y estos partidos les permiten descargar toda su energía en un ambiente sano. Allí aprenden los valores de superación y solidaridad, tan importantes para su futuro desarrollo, y forjan entre ellos preciosos lazos de amistad.

Mientras paso la semana en medio de adultos, la jovialidad y la calidez de los niños me rejuvenecen, y este partido es el comienzo perfecto para mi fin de semana. Antes de que acabe el año, mi objetivo es organizar un pequeño torneo con varios equipos, con este mismo espíritu.