Hola gente bella, mi nombre es Belén. Crecí en la ciudad puerto de Bahía Blanca, al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, también conocida como la entrada al sur de Argentina. Tengo 27 años y me recibí el año pasado de Acompañante Terapéutico. Les puedo contar, además, que participé en diversas misiones y también en una comunidad de alianza donde Dios me fue preparando para un nuevo camino.
Hace ya algunos años experimenté en mi corazón que Dios me estaba llamando para algo más, para ser una pequeña luz y consuelo, para transmitirlo a Él con mi testimonio, entrega y servicio. Fue así como me guió hasta Puntos Corazón y me confirmó este llamado a través de su palabra “Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré” (Gn, 12-1). Luego de un proceso de discernimiento y formación, estoy más que feliz de contarles que parto de misión en marzo de 2024 a Ecuador por 16 meses. Los invito a que sean parte de esta misión y me acompañen apadrinándome de forma espiritual con sus oraciones y de forma económica con lo que cada uno disponga y sienta en su corazón.
Les pido nuevamente que me tengan presente en sus oraciones. Por último, quería compartir con ustedes una oración de la Madre Teresa de Calcuta que adopté como propia este último tiempo:
Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
-Madre Teresa de Calcuta