De Leonel de misión en Chile:
Una tardecita, fuimos a visitar a Sra. Mery de 83 años. Ella está postrada en la cama, no conozco mucho su historia, pero sí me dejó una gran reflexión. Para llegar hasta su casa tuve que subir una escalera de 267 escalones, no llegaba nunca, terminé agotado, y todavía me faltaban un par de cuadras, pero interiormente recordé: “HASTA QUE SE NOS CAIGAN LOS BRAZOS DE CANSANCIO”. A través de esta frase pude seguir y al llegar descubrí una señora sola pero con mucha luz, con mucha esperanza, alegre, con mucha fe, una señora muy amorosa, muy linda, esperando el momento para encontrarse con el Señor… descubrí que después de subir esa escalera infinita era Dios quien me esperaba y en ese momento todo mi cansancio se volvió un alivio enorme al ver a Cristo vivo. Descubrí que Dios está presente, que a pesar de los obstáculos y de los años Dios está al lado de nosotros, y que siempre después del cansancio, uno descansa al lado de Él.
Comments