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  • Foto del escritorKatia, de misión en Perú

El hospital del Niño

La mañana del veinticuatro de diciembre, nos preparamos con cantos para visitar las salas del Hospital del Niño, acompañados de María, José y el pequeño Niño Jesús. Tras la visita en el hospital, tuvimos la oportunidad por la gracia de Dios de conocer a Giovanni y a su madre Rosa. El pequeño sufrió una caída que lo dejó sin poder moverse. Recuerdo muy bien que cuando pusimos sobre èl al Niño Jesús y comenzamos a cantar Mi Burrito Sabanero; de sus ojos bajaron lágrimas. Luego su madre resistiéndose a llorar y con su voz un poco gruesa nos dice: “Es su canción favorita, está llorando porque está feliz”. Fue una escena muy dura tanto para él, su madre y para mí que se me hizo un nudo bien grueso en mi garganta, para intentar no salir corriendo y llorar. Pero luego, tomé la fuerza del Señor y comencé a cantar más fuerte, porque entendí lo importante que es nuestra misión. Recordé que un día, leí en una carta de ex voluntarios que decían "No somos personas profesionales, no estudiamos para construir casas, y tampoco damos nada: nada más que la Presencia." Cada martes de apostolado, este mismo encuentro, las conversaciones con los niños y sus padres, nos abren una amistad. Lo difícil es cuando aquel niño que visitas, la siguiente semana no está. ¿Por qué? Porque ya ha sido dado de alta, cambió de piso o lastimosamente falleció.


Visitas con el Niño Dios en el hospital del Niño

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