Selimamma tuvo un accidente, sufrió una electrocución cuando iba en la calle y un cable cayó sobre ella, hace ya varios años. Como consecuencia perdió uno de sus brazos, tiene problemas en una de sus piernas y en su estómago, por lo que, desde ese momento, lo único que puede digerir son biscuits y te o café, incluso muchos días ni eso puede comer. Sus padres fallecieron, y debido a ese accidente ella no se casó ni tuvo hijos, por lo que ahora vive con su hermano menor, quien tiene una deficiencia mental y no es de mucha ayuda para ella.
Pero a pesar de su difícil situación, cada vez que la visitamos, no hay día que no nos diga “God is great” (“Dios es asombroso”). Su fe y su amor por Dios es lo que la mantiene con vida, y no solo eso, sino su esperanza; ella dice que quiere vivir hasta los 100 años, y ahora solo tiene alrededor de 60.
La última vez que fuimos a visitarla, nos dijo “que el hombre solo recurre a Dios en las dificultades, pero que debe recurrir a Dios en todo momento, en los momentos malos y buenos, y siempre darle gracias”. Es imposible no irte de su casa con más fe y con más esperanza.
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