Ana había planeado hacer una gran fiesta para su graduación e invitar a familiares y amigos con unos ahorros que juntó gracias a su trabajo. Pero todo este dinero ahorrado para su fiesta tomó otro rumbo pues nació en su corazón usar ese dinero para los más pobres de entre los pobres.
Su madre es la responsable de las Obras de la Misericordia de nuestra parroquia y con otras 3 abuelas visitan mensualmente a más de 200 familias en nuestros 10 cantones (barrios rurales de nuestro pueblo). La gran preocupación de estas mujeres es recolectar víveres para poder atender las necesidades de estas familias. Ana decidió honrar a su mamá y a estas mujeres que cada semana caminan todo el día visitando a los enfermos, ancianos y personas discapacitadas con necesidades y con el dinero que había ahorrado para su fiesta armó 200 bolsas de alimentos para ofrecer. La fiesta de graduación se transformó en “La fiesta del Amor”, así llamó ella a este acontecimiento.
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