Es increíble la cercanía que podemos tener con la gente. Un día, una anciana que me encontré por la calle me preguntó si podía irla a visitar, le contesté que Sí. Por desgracia, la olvidé por completo, hasta que un buen día me crucé con ella y me dijo: "Yaw, nowul sama ker" (Tú, no has venido a mi casa). Tomada por una inspiración repentina le dije: "nun ngi dem leggi leggi" (Nosotros, ahora vamos). Riéndose de mi descaro, me llevó a su casa. Ella estaba encantada con nuestra visita, y repetía varias veces: "mi familia está aquí, mi familia está aquí".
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