Me gustaría contarles un poquito sobre Cuba y el lugar donde vivo. Aquí todo es diferente; los colores, los aromas, los sabores, la vida y también la gente. Los cubanos son tan agradables y simpáticos que a veces siento que estoy recibiendo mucho más de lo que puedo darles. La casa es grande pero tan acogedora que cuando estoy en ella me siento verdaderamente
en mi casa y es verdad que la comunidad también ayuda a que así sea.
Mi lugar preferido, es la capilla, donde paso buena parte de mi día… allí, frente a Jesús Eucaristía, es donde mis miedos se desvanecen y me siento abrazada fuerte por el amor de Dios. Tenerlo diariamente a la cara, poder hablarle y sentir su presencia es realmente un milagro de simpleza y belleza que no puedo describir con palabras.
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