Aunque me encante compartir con ellos cada partido, lo que me llena el corazón es cada vez que los encuentro en otro ambiente, cada vez que nos cruzamos en la calle, en el mercado, o nos encontramos en una boda de un amigo en común. Uno podría pensar que para formar una amistad hay que hacer más, que solo “jugar” juntos, pero la verdad es que nos hacemos como niños aquí, que solo jugando juntos es suficiente para ser los mejores amigos.
Recuerdo un día que volvía del mercado con una bolsa de arroz de 10kg que venía trayendo a rastras de lo pesada que era. Cuando cruzaba una de las calles, Lal me vio, se acercó, me arrebató la bolsa de la mano y me dice “po” (vamos), me acompañó hasta casa y dejó la bolsa adentro. Él solo habla tamil, así que no he tenido tantas oportunidades de hablar con él, pero siempre que nos cruzamos me hace unas preguntas básicas, me da una sonrisa y sigue su camino.
