De José Manuel Toibero, Perú:
Algo nuevo para mí en estos casi seis meses de misión, pero a la vez muy necesario, son los días de desierto. Es un día completamente dedicado al silencio, la oración y la contemplación de lo que nos rodea. En este momento los estoy aprovechando al máximo para hacer un parate de lo que voy viviendo y descansar en el Señor por medio de la creación; con el ruido de los pájaros, los relieves tan maravillosos de los cerros, el camino trazado por las hormigas en los troncos de los árboles secos, el ruido de la vuelta de la rutina del campo, buscando lo grandioso del arte de los pasos pequeños del jardinero, vaciando mi mente para poder ser ocupado por la presencia de Dios y lo que me quiera mostrar .
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