Ramesh es originario de Kasimod, un sencillo barrio de pescadores de Chennai. Este hombre conoció un destino y una infancia difíciles. Como no lo mandaron a la escuela, se dejó llevar por malas compañías robando dinero a sus padres para despilfarrarlo en los juegos de azar. Cuando su padre descubrió esta situación, lo castigó severamente atándole las manos en la espalda y quemándole los pies. Ramesh tenía solo 13 años en ese momento.
La violencia familiar y el traumatismo provocado por este castigo, no le permitieron crecer en paz. A los 20 años Ramesh dejó su familia y se encontró solo, preso de la violencia y el alcohol. Un poco más tarde su hermano menor, consiguió “arreglarle” un matrimonio (es lo que se acostumbra aquí), pero como no había tenido un buen ejemplo de familia, Ramesh fue muy duro con la suya. Su esposa lo abandonó partiendo con sus dos hijas y huyendo de su esposo violento. Ramesh comenzó a vivir en la calle. Es en este estado que lo recibimos en el Jardín de la Misericordia.
Los inicios fueron difíciles. perdía paciencia rápidamente y seguía apegado a sus adicciones. Pero poco a poco se dio cuenta que le ofrecíamos una nueva familia y comenzó a dejarse amar. A sus cuarenta años comenzó a dejar el cigarrillo para aprender a leer, a cocinar y a permitir que le curaran su quemadura en los pies. Hoy es un hombre transformado, un hombre tierno y atento a cada miembro de la comunidad, un hombre que descubrió la alegría de amar y ser amado.
El otro día me trajo un vaso de leche azucarada después de la cena. Yo le agradecí conmovida por este gesto de atención. Él me respondió: Oreu Kudumbam, no thanks. (Somos una familia no necesitas agradecer, porque agradecer a sus padres no se acostumbra aquí). Estas palabras me emocionaron pues tanto él como yo estamos lejos de nuestra propia familia.
Después de estos acontecimientos le pregunté si lo podía llamar Ramesh Appa (papá) y su rostro se iluminó. ¡Está tan feliz de poder tener una nueva oportunidad de ser padre! La quemadura de sus pies no ha cicatrizado todavía y tal vez nunca se cierre completamente, pero creo que encontró la familia que buscaba.
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