Un día pasamos frente a su departamento y las luces ya no estaban encendidas, mi corazón por un momento se detuvo, entramos con Giovana y encontramos a Siga y su familia en la habitación del fondo a la luz de las velas, les habían cortado la electricidad y se vieron forzados, por los trabajos, a cambiar de lugar. A pesar de todo, estaban los 2 varones con sus libros estudiando porque al siguiente día tenían examen, las niñas al costado de su mamá que preparaba la cena. Por un momento se me cruzaron muchos recuerdos, de todas las cosas por las cuales me había fastidiado durante mis estudios y frente a mis ojos tenía estos 2 jóvenes, que, sin decir una palabra y sin poner excusas, estaban esforzándose con el anhelo de poder acceder a un futuro un poco más digno.