Nuestra casa es como el corazón de un amigo
- Ángela, El Salvador

- 17 may
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 11 jun
Cada mañana abrimos las puertas de nuestra casa. A lo largo de todo el día llegan niños pidiendo agua y seguido de eso nos preguntan “¿Puedo entrar?” Así que, cuando entran, pintamos con ellos, jugamos, cocinamos, compartimos… A medida que pasaban los días, me fui dando cuenta que ese vaso de agua (que pocas veces toman) es un pedido de atención, un “mírame, existo”, un “quereme” pero sobre todo un “escúchame”, “regálame algo de tu tiempo”.
Entendí así que nuestra casa es un lugar al cual acudir cuando algo les sucede, nuestra casa es como el corazón de un amigo, como el corazón del mejor amigo, el corazón de Jesús y siempre hay lugar para todos. Abrir las puertas de nuestras casas es abrir las puertas de nuestros corazones.













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