Todos los años, en la casa de Ecuador, tenemos la costumbre de organizar una peregrinación y este año decidimos peregrinar hacia Lima. Por ende, desde hace varios meses, veníamos planificando todos los detalles con mucho entusiasmo y nerviosismo, ya que implicaba un gran viaje. El grupo de peregrinos estuvo conformado por unas treinta personas, de distintas edades y profesiones, incluyéndonos a nosotros. Para muchos de ellos era la primera vez que salían de su país o incluso subían a un avión. Fue una experiencia muy linda poder compartir con nuestros amigos del barrio su entusiasmo y alegría; además de poder conocernos más en profundidad. Fue muy bello tener la hermosa posibilidad de conocer los hogares de grandes santos, como Santa Rosa de Lima o San Martín de Porres; conocer más de cerca sus vidas e historias y el por qué llegaron a ser santos. También fue muy interesante y enriquecedor poder conocer más en detalle la historia latinoamericana: saber cómo se creó la ciudad, las primeras iglesias y monasterios; aprender sobre el arte barroco y ver pinturas y objetos antiquísimos.
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