C. es una niña de 6 años, que desde que la conocí no paró de abrazarme. Apenas me ve pasar desde la cuadra anterior comienza a gritar: “¡Luciii!” mientras viene corriendo hacia mí.
Al principio no entendía porque era tan importante para ella compartir tiempo conmigo, hasta que empecé a conocer más a su familia. Su hermana mayor, hace un tiempo eligió los malos caminos que la colonia les propone a las jóvenes y aunque sólo tiene 13 años, parece mucho mayor. C. la ve estando con hombres e involucrarse en la pandilla. Ahora comprendo que para ella es importante encontrar una imagen de hermana mayor que la cuide de todo esto y sobre todo que le enseñe otros valores desde la palabra y el amor, y no a través de golpes. Y para mí es una gracia que Dios me ponga en su camino para poder ser esta hermana para ella.
“No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo quien los elegí a ustedes.”
Jn 15, 16
En C. puedo ver la gran capacidad de amar que tiene, aunque ella no siempre recibe amor en su casa, siempre tiene amor para dar.
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