Liliana ya ha sobrevivido a varios ACV, que le han dejado muchas marcas en el cuerpo. Tiene dificultades para moverse, habla muy poco claro y pasa la mayor parte del tiempo en la cama. Su marido tiene problemas mentales. Tienen cinco hijos juntos y el menor padece esquizofrenia. Es una situación realmente complicada y a veces visitar a esta familia se hace difícil. El papa cuenta todo tipo de historias y necesita ser escuchado, Liliana tiene una gran necesidad de hablar pero es muy difícil de entender. El hijo menor a veces empieza a caminar en círculos o a hacer preguntas como: "¿Qué es una vaca? ¿Por qué el murciélago se ha comido el pepino de la heladera?". Pero, por otro lado, ¡qué bueno es entrar en el mundo de ellos, difícil, lleno de conflictos, pero que pide a gritos amistad y escucha! Una vez, mi hermana de comunidad preguntó a Liliana qué podíamos hacer por ella. Ella respondió: "Vengan a visitarme una vez por semana, Dios se encargará de todo lo demás".
Cuando un domingo la visitamos con un sacerdote, él sugirió rezar y le preguntó a Liliana si tenia intenciones. Ella dijo: "Por la paz en mi familia". Y cuando él le propuso rezar por los "muchachos de Puntos Corazón", ella dijo: "No, son mis amigos".
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