Solo tengo un corazón agradecido. No puedo dejar de dar gracias por todo lo vivido, por permitirme ser instrumento de Dios, y por tanto amor recibido.
El poder del amor simple resume todo este tiempo aquí en India, pero más aún, este tiempo de despedida. “Amor simple”, porque cada encuentro es una simple presencia, es compartir su vida cotidiana, preguntar qué comieron, cómo está su familia, jugar, secar las lágrimas de aquellos que lloran y reír con los que ríen.
Es tiempo de partir, pero antes de hacerlo, me permito ver todo con ojos nuevos, como la primera vez que pisé estas tierras. Es inevitable no mirar con una sonrisa en la cara, cada paisaje, cada casita de Chengalpet llena de colores, cada sonrisa que nos regalan las mujeres al pasar; prestar atención a cada detalle.
Es raro el sentimiento de despedida, porque es una mezcla de nostalgia, pero colmada de alegría, no solo porque volveré a mi país, sino porque estoy feliz de haber tenido la posibilidad de vivir esta magnífica experiencia en mi vida.
Comments