Recuerdo que durante mi primera salida por el barrio fuimos con José a comprar. De repente, alguien me agarró del brazo para que la ayude a caminar con un simple "¿Tú eres el nuevo?" y se puso a hablar conmigo como si me conociera de toda la vida. Me sorprendió mucho al principio, cómo alguien que no sabe ni quien soy pudiera hablarme de todos los dolores de su vida, sus sufrimientos y poner a disposición su casa como si fuera mía. Constantemente me invita a ver "El Chavo" a su casa, o me muestra sus gallinas para que les dé de comer, pide ayuda para limpiar su casa o hacerle los mandados. También suele venir a nuestra casa para ayudarnos a cocinar, por ella estamos aprendiendo muchas recetas peruanas. Incluso hasta me reta cuando algo no le gusta. (Siempre son pequeñeces y nos terminamos riendo). Simplemente busca no estar sola, busca compañía. Me impacta mucho la conciencia que tiene acerca de todo lo que sufrió y sufre en su vida, y la total libertad y trasparencia con la que lo habla. Para mi es un ejemplo de abrazar la Cruz. Yo no tengo mucho para ofrecerle, solo una escucha con Fe de que Dios le va a dar lo que necesita.
